domingo, 14 de diciembre de 2014

Tarjetas de Presentación algo de historia

El uso de las tarjetas de presentación ya es tan común, que a veces nos olvidamos de la importancia que tienen para la empresa para la cual trabajamos o para los servicios que ofrecemos de manera, a lo mejor, independiente, esto es para lo que trabajan por cuenta propia
Los primero indicios de una tarjeta de presentación nos remonta a la China, donde quienes deseaban visitar a un mandarín – antiguo funcionario público de alto rango – enviaban previamente una tira de papel con su nombre y los eventuales atributos o títulos pertinentes. Por otro lado, el general ateniense Pericles, en el siglo V a.C., enviaba un presente a su amada, la hermosa Aspasia, acompañado por una tarjeta de papiro con su nombre escrito, sin mensaje alguno.

Las primeras tarjetas de presentación como las conocemos hoy en día aparecen en Francia alrededor del año 1700 y se difunden en Europa a mediados del siglo XVIII. Estaban escritas a mano, sólo con el nombre de la persona, pero a partir de 1750 aparecieron las primeras tarjetas impresas y poco a poco se fueron agregando diseños y escudos familiares distintivos.
Actualmente, cuando nos referimos a las tarjetas personales hablamos de aquellas que sólo llevan nuestro nombre y apellido, en cartulina beige y sin ningún logotipo ni dato adicional. Recientemente, se ha empezado a agregar el e-mail personal, de manera sobria y discreta.

Estas tarjetas sirven para acompañar regalos personales, ramos de flores, dejar pésames y para todas aquellas ocasiones en las que nuestra identidad “profesional” no tiene vigencia o es inoportuno resaltar.
La cartulina ideal para estas tarjetas es de 350 gramos de espesor y la medida más usada es de 8.5 x 5.5 centímetros, no plastificada, por supuesto. Se puede elegir una cartulina con cierta textura – martillada, hilo, etc. – pero las más clásicas y elegantes son las de color entero, sin infiltraciones en el papel tipo “reciclado”. Actualmente existen papeles reciclados que ya no presentan estos insertos en su textura.
La letra más clásica es la letra inglesa corrida, pero esto depende del gusto de cada persona. Otras letras usadas en este tipo de tarjeta son Castellar y Book Antiqua, por mencionar sólo dos. En todo caso, si lo que se desea es transmitir seriedad, no es aconsejable utilizar una tipografía como Comic Sans MS, por ejemplo.

Con respecto a las tarjetas profesionales, suelen estar sujetas a la imagen corporativa de la empresa a la que representan, por lo que lo indicado es que sea una sola área la responsable de mandar a hacer las tarjetas de todo el personal – idealmente lo hace Recursos Humanos en base a una identidad corporativa prestablecida y aprobada por la gerencia – para que no se repartan en el mercado tarjetas de la misma empresa con logos de diferentes tamaños, información incompleta, gramajes y colores no adecuados, y otras curiosidades que solemos encontrarnos todos los días en el mundo laboral.
Un detalle que ha caído en desuso localmente en la mayoría de corporaciones es utilizar el gramaje y el relieve como factores distintivos según la jerarquía de los funcionarios: a mayor rango, mayor gramaje y relieve en las tarjetas del ejecutivo. En otros países del mundo este factor es observado inmediatamente, sin embargo, en muchos casos por reducción de costos, se descuida este tema que es una parte fundamental de nuestra presentación como profesionales.